martes, 2 de diciembre de 2008

Antes de Navidad, una historia de verano

LEER + B = REBEL
Este verano se alojaron en casa Berta y César con sus tres niños: Bruno, Sara y Teo. Venían bien recomendados y aunque no nos conocíamos, congeniamos desde el primer momento, o incluso antes por mail. En sus paseos por el Castelo se encontraron un tesoro tipográfico: una colección de letras viejas tiradas en la calle que no conseguían traer a casa sin coche. Les acompañé una mañana en busca del tesoro, y me quedé prendada de las letras preciosas. Las cargamos todas en el coche:
B + R + L + E + E


Al llegar a casa nos dedicamos a limpiarles la mugre de la calle. Ellos sólo querían la B para Bruno, el resto eran un regalo para micasa. Mi sorpresa fue enorme al comprobar que las letras restantes tenían todo el sentido del mundo. Decidí colgarlas en el cuarto en que habían estado alojados que además está lleno de libros. L + E + E + R = LEER Unos días después cumplía años mi amigo Nuno, y me acordé de que lleva tiempo buscando algo parecido a estas letras para colgar en su jardín. Y decidí regalarle una de ellas, que además de coincidir con la inicial de su apodo, dejaba en casa una palabra con sentido: L + E + E - R = LEE

Cuando el día del cumpleaños en medio de la calle enseñó al resto de los amigos el tesoro tipográfico que le había regalado, uno de ellos se dio cuenta de que era una letra de un andamio de su empresa, que había estado colocado muchísmos años en una casa de Castelo B + R + L + E + E = REBEL

Unos días después, fui a esos almacenes, y me quedé con otros pequeños tesoros tipográficos, que he ido repartiendo entre algunos amigos a los que también les encantan estas cosas, como Edurne, que tiene una colección de letras E encontradas, Carlos, al que le gusta la tipografía casi tanto como a mi, o María, que estaba con nosotros aquel día que recogimos las letras de la calle.

En el cuarto azul vuelve a estar escrita la palabra completa: LEER, y se nota que la R está más nueva, que el azul es más intenso. Podría pedirle a Nuno que me la cambiara por la suya, pero creo que así se mantiene viva la historia, que me parece preciosa, porque, sobre todo, habla de la generosidad de Berta, César, Bruno, Sara y Teo, que compartieron su hallazgo con micasa y con todos vosotros, y de João, que al ofrecerme las letras en desuso de su almacén, me ha ayudado a hacer un poco más felices a unos cuantos amigos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu historia de las letras y la curiosidad de cada palabra. Quedan preciosas en la pared!

Unknown dijo...

Yo iba a decir prácticamente lo que ha escrito 'Anónimo'. Me encantan las tipografías!
Y me parece fascinante la felicidad en cadena que pueden generar lo que para muchos serían unas cuantas piezas de chatarra. En un mundo consumista y caprichoso, algunos siguen encontrando la magia en cosas sin importancia aparente.