sábado, 23 de febrero de 2008

vuelta acasa

Como todo buen propósito de año nuevo, no estoy escribiendo en el blog con frecuencia. Me está costando encontrar tiempo desde que volví de vacaciones. Tengo mil ideas en la cabeza y demasiado poco tiempo para ellas. Las vacaciones fueron maravillosas: San Franciscoreparador, Sirialucinante y Romantipática. Esos sería mis adjetivos para los tres destinos tan variados que he disfrutado este mes ya más que pasado.

San Francisco me ha parecido una joya por descubrir: si hubiera tenido 3 meses no me habría dado tiempo tampoco. A pesar de las horas durmiendo y descansando, diría que no he parado de caminar, ver, encontrar, ... tanto ha sido que estoy haciendo un mimapadesanfrancisco, gracias a las enseñanzas de mi anfitrión, para que quien vaya pueda disfrutar de algunos de esos descubrimientos desde aquí. ¿Parecidos con Lisboa? las cuestas, el tranvía, la luz, el puente... todos ellos físicos ¿Diferencias? la organización, que todo está bien cuidado y limpio, los parques impecables, la gente que se para a hablar contigo en cualquier sitio... todos ellos conceptuales. Pero no se trata de comparar, sobre todo porque leyendo esto, nadie entendería porqué prefiero Lisboa a cualquier otra ciudad, será que la combinación de esta luz mágica con el desorden y la decadencia me van.

Sirialucinante: 8 amigas gaselas con ganas de disfrutar recorriendo a golpes de maomeno uno de los más puros middle east countries ha sido una experiencia irrepetible. La decadencia de Damasco llena de rincones para descubrir, las carreteras polvorientas transformadas tras una nevada, amanecer en Palmira entre ruinas o caminar en medio del campo de Afamia a lo largo de una avenida de 2 km de columnas romanas no son experiencias cotidianas. Y compartidas con las gaselas valen doble, o triple. Aunque lo mejor del viaje, sin duda, aparte de nuestro guía Firas alias El Fari han sido las clases prácticas de regateo y sobre todo, conocer Amar (si, con mayúsculas).

Lo más increible: darme cuenta de hasta donde pueden llegar los errores humanos, y cómo es verdad eso de que "el mundo está como está por culpa de las certezas" . . . si admitiéramos que la razón no es única ni absoluta, y que también puede estar en la opinión de los demás . . .

Y lo de Romantipática los romanos se lo han ganado a pulso: es increible que en una ciudad así de maravillosa, llena de tantos rincones preciosos y de tanto monumento despampanante, sobresalga, por encima de casi todo, la falta de cariño y amabilidad con que el romano trata a quien le visita ¿están hartos del turismo? pues tendrán que empezar a plantearse vivr de otra cosa. En los museos nadie sabe responder una pregunta en otro idioma que no sea italiano, en las tiendas te sientes invitado a marcharte antes que preguntar cualquier cosa, los cafés son cualquier cosa menos acogedores, sólo algunos restaurantes se salvan: cuando deciden ser simpáticos, pueden batir récords. El problema es que muy pocos se lo plantean. Seguramente te
ndré que volver en otro momento a reconciliarme: no me gusta estar a malas con nadie, y menos con una ciudad como Roma.

¿Lo mejor de todas las vacaciones? entrar en micasaenlisboa de vuelta después de un mes fuera, a esa hora mágica del principio del atardecer, con toda la luz del fin del día inundando el salón: se me saltaron las lágrimas de la emoción en medio de un suspiro, y claro, le puse a Lola su collar nuevo de George, y nos subimos a dar un paseo a la Senhora do Monte, para sentir que de verdad habíamos vuelto acasa.

1 comentario:

Armorius dijo...

Querida María,

Entiendo tu emoción al llegar a tu casa, para nosotros lo fue dejarla. Estoy completando mi “vuelta a casa”, ya se ha cumplido la primera parte, en Cádiz, donde también la luz atlántica te acaricia, tan distinta a la tuya sin embargo. Ya planificadas mis auditorías de abril, escrita una nueva reseña de un libro para el diario, Pilar en su rutina –aunque sus horarios no lo son-, y pronto camino de Madrid, a cumplir la segunda parte de esta larga vuelta, a completar el trabajo pero también reencontrarme con mis librerías, museos y galerías. Cada viaje nos transforma – especialmente a los que hacemos más viaje que turismo-, y estos días en Lisboa no han sido una excepción, nos traemos más felicidad, más vida, y una deuda con el desconocido país vecino; ¿acaso se han visto dos hermanos vivir tan de espaldas?

Un abrazo fuerte, saludos a Lola.

Miguel