Como dicen unos sobrinos postizos de los que me regala la vida "lo único malo es lo rápido que se acaban".

Ingredientes:
12 ó 14 tomates rojos tipo pera
250 cl. aceite de oliva virgen
sal
25 grs. de azúcar
tomillo
Preparación: Poner a hervir agua a fuego fuerte en un cazo. Cuando rompa a hervir, escaldar los tomates uno a uno, haciéndoles un corte en forma de cruz en la parte de abajo, y metiéndolos en el agua hirviendo durante 1 minuto, hasta que la piel se empiece a despegar. Sacarlos e introducirlos en un recipiente con agua fría para cortar la cocción. Una vez fríos, pelarlos y cortarlos en 4 cuartos, aprovechando el corte previamente hecho en la base para pelarlos. Despepitarlos. Colocar en una bandeja de horno boca abajo. Regar con un buen chorro de aceite (se gastará la mitad del aceite aproximadamente), espolvorear un poco de azúcar, la sal y el tomillo (por ese orden) y asar a fuego bajo (120 grados) en el horno precalentado durante 30 minutos. Sacar la bandeja del horno y dejar enfriar. Una vez fríos, sacar con cuidado y colocar en un recipiente de cristal con tapa, cubiertos por el resto del aceite de oliva. Pueden conservarse cubiertos de aceite y bien cerrados en la nevera durante 2 semanas. También pueden congelarse, o envasarlos en conserva. En el momento de servir, escurrir el exceso de aceite en un colador. Aparte de comerlos en tostadas con queso de cabra, también son perfectos para acompañar la pasta, o para una ensalada de bacalao y aceitunas, o para cualquier cosa.
250 cl. aceite de oliva virgen
sal
25 grs. de azúcar
tomillo
Preparación: Poner a hervir agua a fuego fuerte en un cazo. Cuando rompa a hervir, escaldar los tomates uno a uno, haciéndoles un corte en forma de cruz en la parte de abajo, y metiéndolos en el agua hirviendo durante 1 minuto, hasta que la piel se empiece a despegar. Sacarlos e introducirlos en un recipiente con agua fría para cortar la cocción. Una vez fríos, pelarlos y cortarlos en 4 cuartos, aprovechando el corte previamente hecho en la base para pelarlos. Despepitarlos. Colocar en una bandeja de horno boca abajo. Regar con un buen chorro de aceite (se gastará la mitad del aceite aproximadamente), espolvorear un poco de azúcar, la sal y el tomillo (por ese orden) y asar a fuego bajo (120 grados) en el horno precalentado durante 30 minutos. Sacar la bandeja del horno y dejar enfriar. Una vez fríos, sacar con cuidado y colocar en un recipiente de cristal con tapa, cubiertos por el resto del aceite de oliva. Pueden conservarse cubiertos de aceite y bien cerrados en la nevera durante 2 semanas. También pueden congelarse, o envasarlos en conserva. En el momento de servir, escurrir el exceso de aceite en un colador. Aparte de comerlos en tostadas con queso de cabra, también son perfectos para acompañar la pasta, o para una ensalada de bacalao y aceitunas, o para cualquier cosa.